A sus 19 años, el rey Carlos VIII de Francia, quería reclamar sus derechos sobre el trono de Nápoles, por lo que atravesó Italia con un poderoso ejército. A su paso por Roma, se lleva en su marcha a César, como una especie de rehén, para mantener la fidelidad del Papa Alejandro VI, que además era mal visto por el monje florentino Savonarola. Pero el joven César logró escaparse de los franceses, gracias a un disfraz. A su regreso a roma de Nápoles, Carlos VIII descubrió que el pontífice había creado la Santa Liga, junto a Milán, Venecia y España.
CÉSAR BORGIA (1475-1507) murió a los 32 años.
Alejandro Vl decide vengarse de las familias italianas que le negaron su apoyo, por lo que hace venir de Valencia a su hijo Juan, duque de Gandía, casado con una hija del rey Fernando el Católico. El Papa al parecer tenía predilección por su hijo mayor Juán, a pesar que éste sufrió varias derrotas frente a los enemigos que se supone debía vencer. Durante una cena entre el Papa y sus dos hijos, Juán se despidió y se retiro tras la cena, desapareciendo unos días, hasta que su cuerpo fue hallado sin vida en el río Tiber. Mucho sospecharon como culpable de su muerte, a su hermano César, pero nunca se buscó a los culpables.
De manera que el favoritismo del Papa pasó a su hijo César, quién empezó a prepara su acenso en la alta política, preparando su posible matrimonio con carlota de Aragón, hija del rey de Nápoles, que residía por entonces en la corte francesa. Para acercarse más a la casa de Aragón, preparó además la boda de su hermana Lucrecia, con el príncipe napolitano Alfonso Bisceglie. Antes de partir a Francia, renunció a la púrpura cardenalicia.
El viaje fue con toda la pompa y lujo, con los fondos que Alejandro VI había reunido para su hijo, una fortuna procedente de los bienes confiscados a herejes y judíos conversos. César exhibió en la corte francesa el esplendor de un príncipe, además que disimuló los estragos que la sífilis causaba en su rostro. El resultado de su viaje a Francia fue mejor de lo previsto, no se casó con Carlota de Aragón, sino con Charlotte d Albert, prima del rey francés Luis XII y hermana del rey de Navarra. Así el linaje de los Borgía se unía simultáneamente a dos realezas. El monarca francés obtenía del Papa, a cambio, la anulación de su matrimonio, y un permiso “especial” para casarse con la duquesa Ana de bretaña, unión importante para Francia. Vemos aquí un antecedente del divorcio de Enrique VIII y Catalina de Aragón.
Posteriormente, Alejandro VI ayudó a Luis XIV a tomar la ciudad de Milán (que era su aliada en la Santa Liga, precisamente contra el anterior rey francés), y César ocupó con su propio ejército tres ciudades de la Romaña, una zona débil por la rivalidad de sus gobernantes. Alejandro VI recibió a su hijo como a un emperador en Roma.
Lo cierto es que, la nueva alianza de los Borgia con Francia, hacía incomoda la posición del cuñado de César, Alfonso de Aragón, recién casado con Lucrecia Borgia, ya que los franceses querían conquistar Nápoles, la patria de Alfonso. De manera que, César decide matar a Alfonso, su propio cuñado. Éste fue apuñalado, pero sobrevivió, así que César mandó a su sicario, Michelotto, a la habitación de Alfonso para estrangularlo. El atentado fue hecho delante la misma Lucrecia, quién conocía al asesino, y gritó pidiendo ayuda. César se excusa diciendo que su cuñado lo había amenazado antes con una ballesta, solo su padre el Papa le creyó.
A pesar de todo esto, la relación entre césar y su hermana fue buena el resto de sus vidas.
Tras el asesinato, César siguió luchando contra las ciudades enemigas de la Romaña durante dos años. Iba adquiriendo poco a poco poder por sus victorias, hasta que sus propios capitanes le tomaron miedo, por lo que quisieron eliminarlo, pactando un acuerdo secreto con la familia Orsini, enemigos de los Borgia. La noticia de traición llega a oídos de César, quien conoce bien a sus capitanes, saben que están divididos, por lo que llega a acuerdos de reconciliación con cada uno de ellos, individualmente y por separado. Los perdona y les permite volver a sus filas.
Pero César intuía una nueva traición, por lo que dispersó sus tropas por toda la región, contrato en secreto a mercenarios. Propuso a sus capitanes un encuentro en la ciudad fortificada de Sinigaglia, diciéndoles que él mismo se hospedaría allí. Los conjurados decidieron montarle una trampa, pero fueron ellos los engañados. Invitó a sus capitanes a una reunión en un palacio, al sentarse a la mesa, fueron hechos prisioneros por los guardias mercenarios, ningún conjurado salió con vida.
El Papa aprovechó el incidente para confiscar los bienes de los Orsini, participantes del complot. Ya hasta el propio rey de Francia Luis XII, comenzó a tener suspicacias hacia César, quién comenzó a buscar de nuevo la alianza con Fernando el Católico.
Emblema Pontificio de Alejandro VI, el mismo Papa que ejecutaría al Dominico Savonarola, en Florencia.
Pero llegaron los malos tiempos para César Borgia, tras la muerte de su padre el Papa Alejandro VI por malaria. César influyo en el nombramiento de un viejo como Papa, Pio III, al cual pensaba dominar, pero éste muere al menos de un mes de su nombramiento. Lo sustituye Giuliano Della Rovere (Julio II), enemigo feroz del clan Borgia. Este nuevo Papa estaba curtido en política, utilizó a César para terminar de dominar a la Romaña para el Vaticano, y luego lo traicionó, prescindiendo de sus servicios.
César pide entonces refugio en Nápoles…donde ahora era rey Fernando el Católico, pero éste necesitaba algunos favores del Papa, ofreciéndose a encarcelar al joven Borgia, fue arrestado en Nápoles. Y enviado a Valencia, la tierra de sus antepasados. Pasó dos años en prisión, primero en Chinchilla, de donde trató de huir, y luego en el Castillo de la Mota, en Medina del Campo, donde residía la infeliz Juana la Loca.
En 1506 consigue fugarse, viaja a Pamplona y pide asilo a su cuñado Juán III d Albret, rey de Navarra. Escribe al rey de Francia reclamando sus títulos y ofreciendo sus servicios, pero no obtiene respuesta. Solo su hermana Lucrecia intercede inútilmente por él ante el nuevo Papa. César termina sirviendo al rey de Navarra como capitán, muriendo asediando la ciudad de Viana, ocupada por los partidarios de Fernando el Católico, en 1507.
Su estado propio soñado en la Romaña tan solo le duró tres años, no tuvo oportunidad de gobernarlo en tiempo de paz.
Fuente: Historia y Vida, Número 455, pag- 68.
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